viernes, 25 de febrero de 2011

"La tonada: testimonios para el futuro" de Margot Loyola



Violeta Parra y Víctor Jara fueron algunos de los pioneros, los más recordados y reconocidos en la labor de recolección, difusión, creación y concientización de nuestra propia cultura chilena, pero ellos no fueron los únicos que emprendieron dicha tarea, también hay muchos otros cuyo trabajo creativo a quedado un tanto oscurecido por la luz y la atención que ha girado en torno a Víctor y Violeta a nivel mundial y local. Seguramente el trágico fin de sus vidas ayudaron a que sus figuras se convirtieran en íconos de importancia, como los grandes mártires del canto campesino. No niego en absoluto su valor e importancia, por el contrario, por algo su obra se ha expandido más allá de nuestro país, pero lamentablemente ellos ya no están con nosotros para contarnos más de sus andanzas y aventuras por las tierras chilenas, pero si lo están otros como la gran Margot Loyola.

Margot Loyola, investigadora, intérprete, creadora y profesora, emprendió hace algunos años el gran desafío de escribir un libro sobre su género favorito, la tonada, que para ella es el vivo reflejo de "la escencia del arte campesino chileno" donde " donde la música y el canto llega al corazón mucho más vivo y directo que las palabras habladas.
"La tonada: testimonios para el futuro", es fruto de toda una vida ligada al canto campesino donde Margot Loyola deja en escrito su valioso testimonio como cantora, creadora e investigadora.

Tesoritos como este libro cosechado con amor, esperanza y compromiso por la gran maestra Margot Loyola no puede quedarse sólo entre las estanterías de una biblioteca universitaria, hay que desenpolvarlo, abrirlo, curosearlo y valorar con creces su rico y valiosísimo contenido. Entre sus páginas se revelan las más queridas tonadas campesinas que, por la fuerza de la tradición y la significación que tienen para el pueblo chileno, han traspasado el umbral del olvido y se han quedado con todos nosotros a través de la oralidad y la memoria de tantas cultoras y cultores que con guitarra en mano van rehaciendo nuestra historia chilena.

Dejo abierta la invitación a que caminen por sus páginas -miremos y revaloremos lo nuestro, pues hay mucho más de lo que creemos e imaginamos-. Transitar por ellas es sumergirse en las aguas dulces del canto campesino y beber la esencia presente entre sus melodías y versos, cantos en coplas, décimas y cuartetas creadas en forma espontánea desde lo más profundo del pueblo y que canalizan y materializan el sentir de un Chile anónimo, un Chile sin voz que no se ha oído en mucho mucho tiempo y que es tiempo de escuchar, acoger y valorar dignamente.

Caro Chacana,
19 de febrero, 2011

Jorge Peña Hen (por Miguel Castillo Didier)


Rev. music. chil. v.52 n.190 Santiago jul. 1998
doi: 10.4067/S0716-27901998019000002

Jorge Peña Hen
A veinticinco años de su muerte*

por
Miguel Castillo Didier

El 16 de octubre de 1973 ha quedado en la historia de la cultura y de la música chilena como una fecha negra. Es el día en que fue segada la vida del Maestro Jorge Peña Hen, músico apasionado, creador, director de orquesta, pedagogo, organizador, cuya generosa e infatigable obra en la enseñanza y la difusión de la música no ha tenido parangón en nuestro país. A los 45 años de edad, cuando estaba en la plenitud de sus capacidades; cuando su trabajo con niños y jóvenes daba ya hermosos y prometedores frutos, la voz de Jorge Peña Hen fue hecha enmudecer para siempre.
Jorge Peña Hen nació en Coquimbo en 1928 y allí se inició en el estudio del piano. Más tarde estudió también violín, viola y cello, presentándose varias veces como intérprete juvenil en esos cuatro instrumentos. Ya como estudiante de liceo mostró sus inquietudes por la difusión de la música en su medio. Como alumno del Conservatorio Nacional, fue discípulo en piano de Olga Cifuentes, en violín de Ernesto Lederman, en composición de Pedro Humberto Allende, Domingo Santa Cruz y René Amengual. Dirigió la Orquesta del Conservatorio, a la que logró imprimir un ritmo importante de actividades, consiguiendo incluso llevarla a provincia. Su inquietud social, que lo distinguiría durante toda la vida, se expresó ya cuando, siendo Presidente del Centro de Alumnos del Conservatorio, pronunció, ante autoridades de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales, de la Universidad de Chile y del país, un discurso en que destacaba la situación desmedrada de la educación musical y la marginación en que los sectores modestos de la población, en Santiago y más aún en provincias, se hallaban respecto de las posibilidades de disfrutar del arte musical, de conocer la música y de estudiarla. En aquella ocasión, función de gala en el Teatro Municipal con motivo de las Fiestas de la Primavera de 1949, se estrenó, con coreografía de Cintolesi, una de las primeras obras de Peña: el Ballet La Coronación.
También como estudiante, en 1950, organizó en La Serena el Festival Bach, con ocasión del bicentenario de la muerte del compositor. Ese Festival debía ser histórico, pues, además de constituir un acontecimiento musical extraordinario en una provincia, dio como fruto que tendría larga y muy grande trascendencia, el impulso para la creación de la Sociedad Juan Sebastián Bach de La Serena. Radicado en esta ciudad en 1952, y como Presidente de la Sociedad, Jorge Peña Hen inició una labor que no puede menos que asombrar, por su intensidad, su carácter polifacético; por la incansable y abnegada dedicación que ella supuso a través de 21 años, y que sólo fue interrumpida por su tan trágica e injusta muerte.
Trataremos de sintetizar esa trayectoria que debía no sólo cambiar completamente el panorama de la enseñanza y la práctica musical en La Serena y en la región Norte, sino también en el país, por cuanto su idea acerca de la enseñanza musical infantil masiva y la formación de orquestas y otros conjuntos de niños, se convirtió, ya en vida suya, en una hermosa realidad, que hoy vemos extendida por el territorio nacional.
Como recordábamos, en 1950, Jorge Peña promovió la creación de la Sociedad Juan Sebastián Bach, que sería centro y motor de la actividad musical en el Norte. En 1952 fundó la Orquesta de Cámara de la Sociedad, formada principalmente por músicos aficionados. La dirigió, como también dirigió el Coro Polifónico de la Sociedad, que creó en 1955. Hasta entonces, en los conciertos que regularmente organizaba la Sociedad Bach cantaban sólo colegiales de los Liceos de Niñas y de Hombres de La Serena, donde Jorge Peña era profesor de música. En 1956 consiguió la creación del Conservatorio Regional de La Serena, dependiente de la Universidad de Chile, organismo que también dirigió. Tres años después, los esfuerzos de Peña lograron que se diera un paso importante con la creación de la Orquesta Filarmónica de La Serena, agrupación ahora profesional. En 1961, el incansable Maestro organizó la Orquesta de Cámara de Antofagasta, conjunto al que asesoró y que algunos años después pasaría a constituirse en la Orquesta Filarmónica de esa ciudad. En 1964 consiguió la creación de la Escuela Experimental de Música y, poco después, el establecimiento de planteles semejantes de Ovalle y Copiapó.
Su Plan Docente Experimental, dirigido a la enseñanza masiva de la música a alumnos de la educación primaria fue aplicado con éxito y de esa experiencia surgieron las condiciones para la creación de la Orquesta Sinfónica de Niños, primer conjunto de esa especie en el país. En esta labor, se aunaron la pasión pedagógica de Jorge Peña, su sentido social y su amor por los niños. Pareciera ser que el Maestro consideró esta tarea como la más hermosa de las muchas que emprendió en su corta vida. Emociona profundamente, en verdad, escuchar hoy las grabaciones en que habla a los niños; los aconseja; los estimula con su palabra seria, pero siempre cordial y cálida; hace el balance de algunas de las giras del conjunto infantil. La Orquesta de Niños llevará su mensaje musical a numerosas ciudades chilenas y llegará a hacer dos giras a Argentina, dos a Perú y una a Cuba, todas plenamente exitosas, y en las que los pequeños músicos dejaron en alto el nombre de Chile y de su educación musical. Ha sido citado más de una vez el juicio de Vicente Salas Viu sobre la Orquesta Sinfónica de Niños, con motivo del primer concierto ofrecido por ella en Santiago, el 3 de noviembre de 1965:

"Fue particularmente emocionante en este concierto admirar la entrega a la música, la participación en el fenómeno musical de todos y cada uno de los pequeños ejecutantes. Al lado de esto, la seguridad que demostraron acredita por igual el acierto en la delicada labor pedagógica realizada por sus profesores. Es verdad que los chilenos (los niños chilenos en este caso) poseen excepcionales condiciones para el cultivo de la música. Orientar bien estas condiciones, extraer de ellas lo mucho que se obtuvo en la presentación de esta orquesta, se debe, por supuesto, a los que de ello se preocuparon: los profesores Jorge Peña, Nella Camarda, Lautaro Rojas, Osvaldo Urrutia, Pedro Vargas, Edín Hurtado, Rosauro Arriagada y Emilio Matte, quienes merecen los mayores elogios. Un paso de indudable importancia en la educación por la música y para la música de los niños chilenos ha sido dado por las instituciones de enseñanza musical de La Serena. Son amplios los horizontes que abrieron. La presentación de la Orquesta de Niños de La Serena constituye un ejemplo que no debe ser olvidado".

Y el profesor Danilo Salcedo ha escrito sobre esta hermosa y pionera labor del Maestro:

"La idea que animaba a Jorge era la de despertar y desarrollar el inmenso potencial musical de nuestro pueblo. Su concepción de la difusión musical se basaba en una simple afirmación: a partir de los niños, los adultos se van incorporando al mundo de la música. Cuán certero fue su enfoque, como lo demuestran los resultados de su perdurable legado para Chile".

Decidor es el dato de que en La Serena (que no cuenta con más del 1 por ciento de la población del país), la ciudad a la cual Jorge Peña entregó sin reservas sus esfuerzos, se haya formado aproximadamente un 35 por ciento de los músicos que hoy se desempeñan profesionalmente en Chile.
Pero el trabajo con las agrupaciones musicales infantiles, a las que el Maestro dedicó tantas energías, no le significó dejar de lado los otros conjuntos y las otras actividades de la Sociedad Bach. En 1966, Jorge Peña organizó la Orquesta de la Universidad de Chile en La Serena, sobre la base de la anterior Orquesta Filarmónica. Y esta agrupación continuó la incansable labor de difusión musical masiva, impulsada por la Sociedad, tanto en su ciudad sede como en diversas ciudades y pueblos del Norte.
Anotábamos que resulta difícil sintetizar la vasta y polifacética labor del Maestro Peña Hen. Recordemos que no sólo condujo como director a todos los conjuntos de la Sociedad Juan Sebastián Bach de La Serena, sino que, como invitado, dirigió también en diversas temporadas la Orquesta Sinfónica de Chile, las Orquestas Filarmónica de Santiago y de Antofagasta, la Orquesta Sinfónica de Viña del Mar, la Orquesta Interuniversitaria de Valparaíso, la Orquesta de la Universidad de Concepción y la Orquesta Sinfónica de Tucumán.
Como compositor, la obra de Jorge Peña no es muy extensa, lo que se explica por su intensa dedicación a la enseñanza y a la organización de conjuntos y actividades musicales, así como por la brevedad de su vida. Parte de su creación está dedicada a los niños, como el Andante y Allegro para violín y orquesta de niños, su Concertino para piano y orquesta de niños y la ópera infantil La cenicienta. Otras composiciones suyas son: un Concierto para piano y orquesta, dedicado a su esposa y abnegada colaboradora Nella Camarda; dos Cuartetos de cuerda, una Suite para cuerdas, una Sonatina para violín y piano, una Tonada para orquesta, el ballet La coronación; el ciclo de canciones para barítono y piano Crepúsculo de Monte Patria; La palomita para coro mixto a cappella; música incidental para las películas Río abajo y El salitre; música para cuatro Retablos de Navidad.
En Revista Musical Chilena, a lo largo de más de dos décadas, se dio cuenta regularmente de las actividades de la Sociedad Juan Sebastián Bach de La Serena y de las agrupaciones que fundó y dirigió el Maestro Jorge Peña Hen. Y no podía ser de otra manera, pues la Revista ha tratado de registrar todo lo que ha sido importante en el quehacer musical del país. En la misma Revista, en el Nº 123-124, correspondiente a julio-diciembre de 1973, su director, el doctor Luis Merino, rindió homenaje al insigne artista, reseñando su trayectoria vital. Terminaba ese In Memoriam con estas palabras: "La desaparición de este gran músico, maestro, creador y organizador, afecta en forma irreparable a la vida musical chilena".
Un cuarto de siglo después, tenemos que repetir en Revista Musical Chilena aquellas palabras y renovar el homenaje de recuerdo y gratitud que Chile, la música, el arte, la cultura del país le deben. Formador de juventudes por excelencia, sembrador de belleza y cultura, hacedor de humanismo; forjador, por tanto, de mejores hombres y más altos valores para su patria. Eso fue Jorge Peña Hen. Pero su vida fue segada a los 45 años, en su plena madurez. Este crimen, absolutamente injustificable, uno de los 72 cometidos en la Zona Norte contra personas absolutamente inermes, entre el 16 y el 21 de octubre de 1973, constituye una mancha imborrable en la historia de Chile.


* El pasado 9 de noviembre, estando este número de la Revista Musical Chilena, en proceso de impresión, se encontraron en La Serena los cuerpos de los fusilados en octubre de 1973 que estaban desaparecidos desde entonces. Realizados los peritajes pertinentes, el 24 del mismo mes se confirmó la identificación de los restos del maestro Jorge Peña Hen.


Extraído de:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-27901998019000002&script=sci_arttext

Historia de Orquestas Juveniles Durante los años 60, Jorge Peña Hen, director de orquesta


Historia

Durante los años 60, Jorge Peña Hen, director de orquesta radicado en La Serena, viajó a Estados Unidos y pudo constatar que gran parte de los estudiantes norteamericanos tocaban en orquestas escolares. Jorge Peña trajo la idea a Chile agregándole un contenido social con un directo apoyo a jóvenes de escasos recursos. Así inició un Programa de Orquestas Infantiles, que partió en La Serena y que se expandió rápidamente a Copiapó, Ovalle y Antofagasta.

Junto a esta iniciativa y a la experiencia de orquestas juveniles en Venezuela, se inició en Santiago en 1992 un Programa desde la División de Cultura del Ministerio de Educación manejado por la Fundación Beethoven. La principal misión del Programa fue otorgar un apoyo económico reducido a orquestas del norte y sur del país, crear y organizar la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil y realizar algunos cursos de capacitación.


La iniciativa, que fue propuesta por el maestro Fernando Rosas con la colaboración de José Urquieta en La Serena, Claudio Pavez en Santiago, Américo Giusti en Concepción y Pablo Matamala en Valdivia, constituyó el año 2001 la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile, con el fin de apoyar el movimiento orquestal a través de los distintos programas.

El programa de orquestas de la Fundación es por lo tanto una singular creación chilena en que están presentes ciertas ideas matrices de Jorge Peña y el modelo venezolano que ha sido el principal impulsor de orquestas juveniles en el continente latinoamericano.

Explosión de orquestas

En el año 1991 existían 9 orquestas concentradas en cinco ciudades y hoy se han creado más de 200 que se encuentran repartidas desde Arica a Punta Arenas. Este explosivo crecimiento en el número de orquestas de un 500%, se puede explicar por distintos motivos:

- El incentivo que significó el Programa iniciado por el Mineduc y la Fundación Beethoven
- Las presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil
- El desarrollo de la Orquesta Juvenil de Curanilahue
- La creación de la actual Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles
- La realización de cursos de dirección y gestión impartidos por el Programa
- La creación de fondos concursables de la Fundación Andes, del FONDART, de Escuelas Artísticas y de la propia Fundación
- La importancia adquirida por iniciativas municipales e instituciones educacionales
- La aplicación de la Reforma Educacional que implicó asignación de recursos para la ampliación horaria que financia actividades extraprogramáticas
- El incentivo espontáneo de gente interesada en el desarrollo musical y social de sus vecinos.


Cifras

Cada año participan 10 mil niños y jóvenes en orquestas y un millón de personas asisten a cerca de 3.000 conciertos ofrecidos por orquestas juveniles e infantiles en 120 comunas del país.

El Programa de Becas de la Fundación favorece a niños y jóvenes de escasos recursos que conforman orquestas y a jóvenes músicos de nivel superior. Anualmente se realiza un concurso que recibe más de 1000 postulaciones y que entrega 550 becas a niños de Arica a Punta Arenas.

Además, se organizan Seminarios de Capacitación para directores musicales, profesores y miembros de las propias orquestas, administra la temporada de las orquestas Sinfónica Nacional Juvenil y Estudiantil Región Metropolitana, asesora a proyectos específicos de distintas orquestas juveniles e infantiles de todo Chile, organiza Encuentros, Festivales y Concursos.

Desde su creación, la Fundación ha realizado:
· Seminarios de capacitación en todos los instrumentos sinfónicos, además de dirección orquestal y gestión cultural.
· Concursos de Interpretación Musical en Violín, Cello y Música de Cámara, Composición y Adquisición de instrumentos
· Fondos concursables para fortalecimiento y creación de orquestas
· 7 Encuentros Nacionales que han llenado de música las regiones II, IV, V, Metropolitana, VIII y X
· 5 Conciertos Aniversario y diversos Festivales de Primavera, Navidad, Sinfónico-Coral y Teatro Municipal de Santiago.
· La Fundación contribuye al desarrollo de la música chilena, ya que las orquestas juveniles difunden repertorio de compositores nacionales de trayectoria y también de aquellos nuevos valores, y a su vez, han generado la creación de nuevas obras.
· El Archivo de la Fundación es el único en su naturaleza que presta servicios a todos los interesados, ya sea en Chile o en el extranjero, en adquirir partituras y métodos de estudio de instrumentos.
· La Fundación ha propendido que las regiones realicen sus propios festivales y encuentros, eventos que han proliferado desde el 2004 en casi todas las regiones del país. Ciudades como San Fernando, Concepción, Antofagasta, Paihuano, San Antonio y muchas otras, están ayudando a crear mayores espacios culturales para el país con sus propios encuentros de orquestas.

La Fundación trabaja regularmente y crea lazos con importantes instituciones:
· Establecimos un convenio con el Ohio Arts Council de Estados Unidos con el que se realizan intercambios de docentes y alumnos.
· Actualmente existen 82 Municipalidades, 55 instituciones de educación básica y media, 23 Liceos Artísticos y 11 Universidades de Arica a Punta Arenas que poseen orquestas juveniles y que la Fundación presta servicios.
· Academias de orquestas internacionales en Alemania, Brasil, Estados Unidos y Venezuela han solicitado nuestra ayuda como coordinadores de audiciones para que jóvenes promesas chilenas puedan adquirir la experiencia de trabajar con destacados músicos extranjeros. Además, recibimos continuamente invitaciones de diversas instituciones argentinas, españolas, canadienses, etc., a participar de sus concursos y actividades.
· Junto al Programa Crecer Cantando del Teatro Municipal de Santiago, la Fundación ha podido integrar coros juveniles con orquestas y elaborar una serie de conciertos y seminarios que redoblan la entrega de música a la comunidad.


Extraído de:
http://todohijos.cl/?a=446

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” que se utilizan, a través de los medios, para arrearnos:



Noam Chomsky

1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar (ver "Armas silenciosas para guerras tranquilas")



"El terror se basa en la incomunicación y el aislamiento " (Rodolfo Walsh)



2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: Dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana (Delincuencia), u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de, estrictas, políticas y leyes de seguridad en perjuicio de su propia libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales, privatizaciones y el desmantelamiento de los servicios públicos.



3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos (Como se viene haciendo con ciertas privatizaciones). Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado de bienestar mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si se hubiesen aplicado de una sola vez.



4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa, pero necesaria” (Como la actual reforma a la edad de las pensiones del Gobierno y la oposición española), obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “después de esto todo irá a mejor y el sacrificio podrá ser evitado”. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.



5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad o enfermos mentales

La mayoría de la publicidad televisiva dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y una entonación particularmente infantil, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más grande sea el engaño al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos años de edad" (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”).



6. Utilizar el aspecto emocional más que reflexivo

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar Shock, una suerte de corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. (Ejemplo mostrar una y otra vez a víctimas de un desastre, un atentado o de una crisis económica, para utilizarlas como justificante y así llevar a cabo “Decisiones impopulares, pero necesarias”) Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Nada grande se puede hacer con la tristeza" (Arturo Jauretche)



7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las técnicas que influyen directamente en él y los métodos utilizados para su control y esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible con el acceso a la menor cantidad de información verdadera, de forma que la distancia de la ignorancia que se planea entre las clases inferiores y superiores parezca, sea y permanezca inalcanzable para las inferiores"



“La mayoría de los profesores enseñan hechos, los buenos profesores enseñan ideas y los grandes profesores enseñan cómo pensar” (Jonathan Pool)



"La ignorancia es el peor enemigo de la civilización, y la ignorancia suele ser, en sus efectos, tan malvada como la propia maldad" (Eugenio María de Hostos)



8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es “La moda” ser simple, estúpido, vulgar e inculto. Instando a tratar como a “Bicho raro” a quien piensa más de la cuenta. ¿Irónico no?



9. Reforzar la auto-culpabilidad

Hacer creer, al individuo, que él es el único culpable de su propia desgracia, por causa de su poca inteligencia, mínimas capacidades, o de su insuficiente esfuerzo. Así, en lugar de rebelarse en contra del injusto sistema económico en el que vive, el individuo se auto-desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción.



10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “Sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder de manipulación y utilización de los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Alfonso Leng (por Andrés Sabella)

La Hermandad de la Costa levanta sus banderas negras para honrar a quien fuera,en Chile, el continuador de la gran tradición gloriosa de la vieja piratería de La Tortuga,la que ya en 1620 estableció las Leyes del Mar: el doctor Alfonso Leng. Leng, el Hermano Número 1, vino a ser, con Anselmo Hammer, el constructor de las primeras naos de esta cofradía de los 1 océanos ideales en que navegamos los Hermanos de la Costa, persiguiendo las costas doradas donde florece la fraternidad y la libertad es un cántico de hombres y no de sirenas.
En Alfonso Leng hay que distinguir tres cauces de grandeza, trinidad de sangre que, por parentesco de sueños y de ensueños, enaltece a sus Hermanos de las distintas bancadas de esta institución donde se aprende el valor de la palabra Hermano en su plenitud.
Hubo en él, en primer término, el hombre universitario-universal, el varón para quien la Universidad fue arca de sabiduría y de humanidad, varón que transmitió enseñanza y la multiplicó, siguiendo los dictados de Bello, que se reducen a Universidad en culto de Libertad.
Luego, leal a su consigna de universidad-universalidad, se entregó al cultivo de la Música y su talento creador, le llenó de melodías que alimentaron de belleza nuestras almas. Pensamos en sus "Doloras", con Anotaciones Líricas de Pedro Prado, donde el poeta habla de sus miradas de esperanza, las que Leng tendió a los horizontes y nos enseñó a manejar para sorprender, en lejanías y quimeras, el país de los países del amor universal.
En suma de altitudes, Leng logró resucitar la Hermandad de la Costa, aquí,en Chile, en 1951, adoctrinándonos en la gracia de la ola, en el rumor de las altas mareas y en la solidaridad de los hombres del océano. Fue su lección de mayores beneficios, porque los Hermanos de la Costa conformamos la Universidad de los Grandes Hermanazgos,
plantel en el que se enseña que el pan es más puro, si se comparte y el vino rojea en más hermosura, si se lo bebe en compañía de un igual en rango y en ternura humana.
En los mástiles de todas nuestras naos, las banderas vocean un nombre: ¡Leng, Leng, Leng ... ! Y la imagen del valeroso Hermano se nos aproxima en gaviotas para confortarnos en la inmensa aventura de serlo sin condiciones, con generoso impulso y vastedad de corazón.
Honra es, asimismo, de la Patria el que la Hermandad de la Costa, con mesas en todos los puertos del mundo, haya salido de las manos chilenas de Alfonso Leng, en tierno juego de "niños grandes": niños que entienden que el juguete más noble es el Mar y el camarada superior a ese que nombramos Hermano en afecto y en servicio de Mar-Humanidad

Pór Andrés Sabella

Extraído de:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0047137.pdf

jueves, 24 de febrero de 2011

Clásicos Del Piano Chileno Leng, Allende y Cotapos


ARTES Y LETRAS

Domingo 17 de Diciembre de 2000


Si bien el siglo XX tuvo en Chile a grandes intérpretes pianísticos, en el comienzo hubo también compositores de gran fuerza creadora cuyas obras, desgraciadamente, no se encuentran en discos de reproducción.
Acomienzos del siglo XX, poco se sabía en Chile de la música vocal de Palestrina o de la música orquestal de Brahms; sin embargo, obras de Bach, Beethoven, Mendelssohn, Chopin, Liszt, o Debussy podían escucharse con cierta regularidad en los diversos recitales que pianistas chilenos ofrecían en Santiago, Valparaíso o Concepción. El notable desarrollo alcanzado por el piano en nuestro país durante los primeros años del nuevo siglo estaba sustentado en cuatro factores básicos: la práctica doméstica de la música, sistematizada en Chile desde el siglo XVIII; la llegada de destacados intérpretes y profesores extranjeros durante el siglo XIX; la institucionalización de la docencia musical especializada, y la entrega de becas por parte del Estado. De este modo, a comienzos de siglo se había multiplicado la práctica del piano en las casas chilenas, alimentada por una prolífera labor editorial y por un siglo de presencia del instrumento en nuestro suelo. En este estimulante medio surgieron destacadas personalidades artísticas ligadas a la docencia e interpretación del piano, como Rosita Renard, Juan Reyes, Claudio Arrau y Alberto García Guerrero.

Asímismo, el potencial pianístico chileno influyó en la actividad creadora de los compositores nacionales de la época. De esta relación surgieron los primeros clásicos de la música chilena, con obras como las Cinco Doloras de Alfonso Leng; las 12 Tonadas de Carácter Popular Chileno, de Pedro Humberto Allende, y la Sonata Fantasía de Acario Cotapos. Sin embargo, a pesar de su indudable valor patrimonial, este repertorio permanece prácticamente inadvertido en el medio musical actual, por lo que las siguientes líneas pretenden, al menos, provocar el interés por conocerlo.

Leng, Cotapos, y García Guerrero fueron parte central de la vanguardia musical chilena de comienzos de siglo, tanto por su puesta al día con la música europea, como por su vínculo con el movimiento renovador del Grupo de los Diez. García Guerrero, "apóstol del arte contemporáneo", como lo llamó el propio Leng, estrenaba obras de Debussy, Stravinsky y Schnberg en Santiago en la década de 1910. Buscando nuevos horizontes, García Guerrero partió a Canadá en 1918, donde llegaría a ser el maestro del afamado pianista canadiense Glenn Gould en el Conservatorio Real de Toronto. En el año de su partida, estrenó en Santiago las Doloras, de Leng, con gran acogida del público.

Espiritualismo de Vanguardia

Mucho se ha hablado del parentesco de la música de Leng con el romanticismo alemán; sin embargo, resulta más adecuado buscar en las Doloras sensibilidades cercanas al entorno cultural en el que fueron compuestas y estrenadas. Es así como varios de los rasgos que Bernardo Subercaseaux observa en el llamado "espiritualismo de vanguardia" presente en la literatura femenina chilena de las primeras décadas del siglo, son extensibles a Leng y sus Doloras. Estos son la idea de que la interioridad del alma debe ser el foco de la creación y su fuente de inspiración; la creencia en la eficacia estética del dolor; el antirracionalismo; cierto antinacionalismo - ajeno, por cierto, al romanticismo- , y un claro impulso universalista.

Si bien Leng no influyó directamente en la formación de las sucesivas generaciones de compositores chilenos, su música tendrá un fuerte impacto en ellos, consolidándose a partir de la década de 1930 una posición universalista europeizante como la más gravitante dentro de las tendencias musicales desarrolladas en el país. Esta posición restringió la mirada hacia lo local de muchos compositores chilenos, quienes sólo encontraron limitaciones en los sonidos de nuestra tierra. Distinto fue el caso de Pedro Humberto Allende, quien logró integrar la mirada hacia lo local con la sensibilidad moderna de comienzos del siglo XX. Desde allí, escribió sus 12 Tonadas para piano, publicadas en París en 1923, la obra chilena que ha alcanzado mayor resonancia en las esferas francesa, española y latinoamericana de la música deconcierto.

Expresión oscilante

Pedro Humberto Allende llevó la tonada tradicional chilena al piano sin desbordar su forma ni alejarse demasiado de su carácter original, más bien intensificando sus rasgos propios, y logrando así una verdadera implosión del género. Allende acentuó el contraste lento/rápido de la tonada, produciendo una serie de dicotomías expresivas, donde, a pesar de terminar con la parte rápida y alegre, prevalece la tragedia por sobre la comedia y la introspección por sobre la extroversión, en una clara resonancia con el carácter chileno. Al realizar un balance del siglo XX, las Tonadas de Allende parecen haber influido menos en nuestra música de lo que era de esperar. Las tonadas y cuecas de Luis Advis evocan más bien la música de salón anterior a la de Allende, y las de Guillermo Rifo parten de otro referente: el jazz. Al mismo tiempo, su disponibilidad para el estudiante, el músico y el público deja mucho que desear. Sin duda que la condición efímera de la música dificulta su conservación y difusión, por lo que es necesario realizar constantes esfuerzos para mantener viva la obra de los creadores musicales chilenos en el alma de la nación. Al abordar el caso de Acario Cotapos, esta situación es más dramática aún, debido a la casi total ausencia de ediciones escritas y grabadas de su obra. Es como si Vicente Huidobro nunca hubiera publicado un libro.

Grandiosidad trágica

Cotapos, un músico autodidacta, al igual que Leng, desarrolló una larga carrera internacional basada en amistades y contactos personales con grandes artistas, generando admiración por la genialidad y arrojo con que emprendía la aventura creadora y conducía su propia vida. Su independencia de la academia le daba una enorme libertad, sometiendo sus obras a un continuo proceso de revisión y cambio, y dejándolas en muchos casos inconclusas. Más bien pareciera que en la música de Cotapos cada composición es un fragmento de la propia vida del artista, quien se yergue como principio y fin de su música.

La Sonata Fantasía fue felizmente terminada en Nueva York en 1924, donde la grabó privadamente Juan Reyes, talentoso pianista chileno que moriría trágicamente en Buenos Aires en 1941. Luis Merino reconoce un impulso dionisíaco en la música de Cotapos que no tiene parangón alguno en la música chilena. En efecto, la expansividad y júbilo de su música desbordan el ámbito reconcentrado, melancólico, y austero de la música nacional de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, rasgos centrales de la música de Cotapos, como son su grandiosidad trágica y su carácter improvisatorio, pueden relacionarse muy bien con nuestro paisaje cordillerano y oceánico, y con la tendencia a la improvisación del chileno.

Gran parte de las obras para piano de Leng, Allende y Cotapos permanecen fuera del catálogo editorial y discográfico, y ausentes de las bibliotecas y discotecas públicas y universitarias del país. Nuestra vida musical más bien gira en torno al nuevo estreno y al boato orquestal con que suele rodearse el poder. De este modo, las energías parecen agotadas cuando se trata de preservar y difundir nuestro patrimonio musical. Las obras de arte requieren de una sociedad que las sostenga y las proyecte al futuro; es así como nuestros clásicos nos necesitan para existir, y nosotros los necesitamos a ellos para saber un poco más quiénes somos.

Juan Pablo González es doctor en musicología, y académico del Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile.

Carlos Botto

1.- R. Schumann: Fantasía en Do mayor, op. 17. Por Claudio Arrau

2.- F. Liszt: Sonata en Sí menor. Por Alfredo Perl

3.- F. Chopin. 24 Estudios. Por Claudio Arrau.

4.- L. v. Beethoven: Sonata N" 21, Waldstein. Por Alfredo Perl

5.- C. Debussy: Preludios. Por Sviatoslav Richter

C. Botto es compositor y profesor de piano.

Patricia Swinburn de Claro

1.- I. Albéniz: Suite Iberia. Por Alicia de Larrocha

2.- E. Granados: Goyescas. Por Alicia de Larrocha

3.- F. Liszt: Sonata en Sí Menor. Por Claudio Arrau.

4.- R. Schumann: Fantasía en Do Mayor, op. 17. Por Alfredo Perl

5.- F. Schubert: Sonata en Si Bemol mayor, D. 960. Por Alfred Brendel.

Patricia Swinburn es miembro del directorio de la Sociedad Federico Chopin de Chile.

Extraído de: http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={b5254f52-2954-4807-902c-09d780b693a0}

martes, 22 de febrero de 2011

Mercancía delicada



Ahora que lo pienso es un tanto extraño ver "folclor" en el escenario, pues su origen no fue el de ser "representación" o algo "actuado", sino ser expresión de algo "verdadero", una experiencia ritual cotidiana, "real", "natural" y "espontánea". Entonces, cuando se lleva al escenario, se "actúa", se "falsea". "Simulacro de lo real" ???

Así, lo que en un inicio surge como expresión espontánea y desinteresada, se transforma en "mercancía", objeto de transacción y consumo. Hoy hasta la expresión más natural se vuelve "mercancía", pierde su "aura original" y pasa a entrar al circuito del consumismo. Hoy "todo se ha profanado"...

Buaaaaaaaaa =/