jueves, 7 de abril de 2011

Más detalles sobre el jocoso-satírico "El Ají"


El Ají aparece publicado por primera vez el día lunes 26 de agosto de 1889, continuando su tirada hasta febrero de 1891, tiempo de cierre del periódico por razón de la guerra civil. En noviembre del mismo año su publicación se reinicia hasta su cierre definitivo en 1893. Este periódico pretendió continuar una importante tradición satírica que existía en la prensa nacional, y que tuvo su mayor esplendor con los periódicos de Juan Rafael Allende: El Padre Cobos y El Padre Padilla. Es más, uno de los motivos del lanzamiento de El Ají, tal como se señala en su primer número del 26 de agosto, es continuar la obra de El Padre Padilla.
Veamos parte de aquella primera publicación donde se escribe una especie de declaración de principios, por parte de la Redacción, manifestando la misión del periódico.

El AJI SE PUBLICA LOS LUNES
Precio de suscripción
Al mes: 10 centavos
Número suelto: 2 centavos
Lugar de Redacción: Lastra número 12

El Ají
Periódico Semanal - Jocosatírico
Año I
Santiago, 26 de agosto de 1889
No 1

Después de la desaparición de El Padre Padilla, periódico que no dejaba pasar en silencio los abusos de las autoridades, ni los atropellos de ciertos mandoncillos, de mayor o menor cuantía, sólo ha quedado batiéndose en este campo de ajitadísimas luchas, nuestro estimable colega. La Igualdad.
Para hacerle compañía a este último aparece El Ají dispuesto a combatir con toda la entereza i energía de que viene revestido, todo lo malo que suceda en el transcurso de su existencia, como aplaudirá todo lo que concierne al respeto de nuestras leyes constitucionales, adelanto intelectual i moral de nuestro país, como así mismo lo que se relacione más directamente con los obreros.
El partido en que militará El Ají será el de la razón, i su política, la justicia.
Para bribones que traten de cualquier modo de arjir i esquilmar al ménos fuerte, ahí estará siempre El Ají, pronto a hacerlos entra en vereda a calabazazos.
No respetará ni posición ni jerarquía, ni nobleza ni títulos por el estilo, porque para todos tendrá mayor o menor candidato ese de Chincha, que a más de alguno lo hará estornudar con solo el olor.
Con lo espuesto, el público puede darse ya por enterad de la misión que viene a cumplir El Ají; i ¡ai! Del que se burle de su programa, porque tarde que temprano tendrá que saborear la dosis de verdades más picante, que mortal alguno le haya dado!

La Redacción


La declaración de crítica y denuncia por parte de El Ají se verá confirmado en otro apartado titulado “Chinchorrazos”, correspondiente al segundo número de su publicación con fecha del 2 de septiembre de 1889. Se trata de una jocosa conversación entre dos sujetos de Santiago que comentan sobre la aparición de El Ají.
-Me refiero al Ají que habla con letras de imprenta de ese ají que les dice las mas amargas verdades a los municipales de Santiago, quienes sacan multa –como el señor Ballesteros- hasta porque un perro levanta la pata i... corre, o porque una gallina pone un huevo y cacarea.
…esto es ya insufrible ¿no ves tú que con ello estrujan al pueblo engordan su propio bolsillo con detrimiento de tanto pobre?
La aparición de El Ají también se relaciona con la necesidad de manifestar la oposición del sector popular a las recientes políticas del presidente Balmaceda, principalmente a la utilización de trabajadores extranjeros y a las leyes de inmigración. No son pocas las entradas que el periódico escribe respecto al tema. Así en el ejemplar número 2, un columnista que firma con el pseudónimo de Paquiderno, escribe con respecto a los nuevos cajistas extranjeros:

(…)por mui intelijente, por mui cumplidor que sea un obrero chileno, basta que venga un estranjero, que muchas veces apenas conoce los rudimentos del arte, para que sea suplantado.
Terrible sino el del roto que sirve nada mas que para bestia de carga o carne de cañon!
Paquiderno

El periódico no se abstuvo de lanzar punzantes ataques contra el presidente Balmaceda, los que aparecían suavizados por el tono jocoso de la sátira. Cuando se hablaba del presidente, se referían irónicamente a él como “S.E.” Veamos la razón de tales iniciales en un apartado titulado “Desde el Calabozo” del ejemplar número 2 donde se cuenta la visita del presidente al Mapocho para “echar un vistazo” a los trabajos de la canalización del río.
“S. E. (el serenísimo y excelentísimo señor Balmaceda) quedó mui maravillado de los trabajos que ya se han llevado acabo i, ¡con cuánta satisfacción contempló a los obreros españoles que, haciéndole merecido honor a la Bartola, pasan golpeando piedrecitas, en tanto que el roto chileno suda la gota gorda, como vestida de cara!...”

Otro columnista que firma bajo el seudónimo de Vinagre, escribe un sentido texto respecto a la particular situación de los trabajadores chilenos durante los años del gobierno de Balmaceda:
La situación de los trabajadores chilenos, en general, se va haciendo de dia en día más árdua e insitenible, i al paso como marchan las cosas, dia llegará, ¡no lo quiera el destino! En que no tendremos en Chile un solo trabajador competente, sino inmigrantes que, ni mucho ni poco son comparables a los obreros chilenos.
Tiempo es ya de cortar de raiz esta llaga cancerosa de la inmigración extranjera, si más tarde no queremos ver echa jirones nuestra república y ser el escarnio de todo un pueblo que jime en la miseria y bajo la férrea mano de nuestros gobernantes, por sus malas ideas y peores manejos.
Adelante obreros chilenos, donde la ( ) encuentra la fuerza, que El Ají siempre que pidais lo justo i equitativo estará de vuestro lado y a vuestra defensa!
No olvideis, pues que, la unión constituye la fuerza i hace bajar la frente a los tiranos que hoi pretenden hundir en la miseria a tantos infelices que no tienen otra falta que haber nacido bajo el techo de un miserable rancho.
Vinagre



La información mencionada ofrece un bosquejo del contexto y la línea de pensamiento del periódico. Pero más relevante aún son las publicaciones de El Ají del 24 de abril y del 23 de junio de 1890, donde pude hallar escritos de dos importantes poetas populares que escribían para la Lira. Los textos dan cuenta de su particular relación con el pensamiento político de la época y su manifestación a través de los escritos en la prensa.
El ejemplar de El Ají número 48 del 24 de abril de 1890, contiene un brindis escrito por Adolfo Reyes en honor al Partido Demócrata:
BRINDIS AL PARTIDO DEMÓCRATA

Señores, quiero brindar
por el Demócrata partido
que valeroso ha defendido
a todo el pueblo sin cesar.
Este trago voy a tomar
a la salud de su acción,
ahora en esta ocasión
un feliz voto reciba
i defendiendo al pueblo
viva en nuestra culta nación.

Brindo dijo un ciudadano
rechazando al aristocrático
por el partido democrático
voi a brindar cortesano.
En este momento me afano
brindar por dicho partido
que harto valor a tenido
para defender al pobre,
deseo que valor les sobre
en defensa del pobrerío

Adolfo Reyes


El poema pertenece a la tradición popular de los brindis, género que dentro del canto a lo poeta se enmarca en la rama del canto a lo humano. Los brindis solían improvisarse en fiestas y celebraciones como un modo de festejar y rendir honores a un tema elegido previamente. Los versos octosílabos de cada línea están escritos de acuerdo al patrón de la décima espinela, cuya forma tradicional es ABBAACCDDC.
Otro hallazgo importante fue una denuncia escrita por el poeta Nicasio García, publicado en el número 60 de El Ají del día lunes 23 de junio de 1890. En la sección “Remitidos”, el poeta se dirige al editor del periódico para acusar las faltas y abusos de poder por parte de las “alcaidesas” al instaurar un negocio forzado de comidas dentro de una cárcel de mujeres:
Señor Editor de El Ají:
Señor, los abusos que diariamente se cometen por las mujeres llamadas alcaidesas en la nueva cárcel i en la policía, nos obligan a dirijitrnos a Ud, para que se sirva publicar en su períodico algo referente a ellas i los haga llegar a conacimiento de las autoridades.
Es el caso, señor, que las mujeres de la policía i cárcel nueva llamadas alcaidesas, tienen negocio comida, café, queso, chancho, etc., etc., dentro , para hacer negocio con las detenida, como así mismo licor, pidiendo 20 centavos por una copa chiquita de un pésimo aguardiente, chicha, vino, etc. Lo peor es, señor, que estas perversas mujeres, hostilizan de una manera infame a las presas que no les compran, ya sea porque no tienen con qué o por proporcionsarse de afuera cosas mejores que les cuesta mas barato. Entonces es cuando al pasar la comda los deudos de las detenidas, no dejan cosa que no se roban i no hacen caso de la súplicas de las infelices detenidas, haciéndolas ayunar i pasarlo solo con porotos, que es la comida única que dan en la cárcel. Si les mandan plata, cigarros u otra cosa cualquiera, todo se lo roban las alcaidesas porque son mandadas hacer para la rapinia i la infamia. Las de la cárcel manejan aguardiente, vino, chicha, cigarros, pan, cerveza, comida, café i la detenida que no le compra, ¡pobre de ella! Pues las hacen sufrir las mas bárbaras e inhumanistarias penurias, que puede imaginarse, encerrándolas i poniéndolas incomunicadas, sin que lo disponga así el juez de la causa o el alcaide, que son las únicas personas que ya sea por medida correccional o precautiva, pueden hacerlo.
Se tiene a las detenidas en completa incomunicacion i no se permite hablar con los deudo de ningun reo ni la entrada a la cárcel o la reja. El juez Ojeda, tan déspota i canalla como siempre, ordenó que no permitieran la entrada de la jente para adentro porque la bilis de esta senoría se encendía cuando los deudos de los presos los vaia allegados a la reja o pasar mantencion o trajinando al lado adentro de la cárcel a la jente de afuera. Aí es que el personal que cubre la guardia de la cárcel trata a culatazos a las personas que desean entrar al interior de ese establecimiento. Haga usted senor editor, lo que esté de si parte para que cese este estado de cosas.

Nicasio García

De la oralidad a la escritura: Lira popular y prensa satírica.


A partir de la segunda mitad del siglo XIX el mundo popular hace su aparición en la ciudad de Santiago. Una gran oleada de campesinos comienza a instalarse en los barrios periféricos de las grandes urbes: familias enteras provenientes del campo, llegan esperanzadas en las nuevas oportunidades de trabajo que aparentemente ofrecían el comercio y la industria. Como consecuencia de este fenómeno social, conocido bajo el concepto de la migración campo-ciudad, los nuevos habitantes se insertan en las dinámicas y prácticas culturales propias de la capital, aprenden a leer y a escribir, entrando al circuito de la cultura letrada. De esta forma, la tradición de los versos cantados -práctica oral por naturaleza- comienza a dejar testimonio escrito a través de los pliegos impresos de la llamada Lira Popular, manifestación chilena de la literatura de cordel, que reunía poesías en décimas de la antigua tradición del canto a lo poeta junto a letras de canciones campesinas en cuecas y tonadas, transmitidas de generación en generación a través de las prácticas musicales del mundo rural.
Poetas y cantores escriben y confeccionan liras populares como un modo de preservar la memoria del pueblo campesino en un ambiente cuya hostilidad parecía acabar con la antigua comunidad del mundo rural y sus tradiciones. Además de ello, también levantan un discurso crítico y denunciante respecto a las injusticias e irregularidades sociales que los grupos de poder (oligarquía, clero) ejercían sobre las clases subalternas asociadas a los sectores populares de la población.
Cabe agregar que por esos años, poco a poco comienza a irrumpir un discurso social y político reivindicador de los derechos de los trabajadores. No es casualidad que muchos de los cantores y poetas populares que escriben décimas para la Lira Popular, también se involucren de algún modo al Partido Democrático fundado en 1887. Es el caso del poeta Rómulo Larragaña, conocido por su seudónimo "Rolak", quien era un activo participante de los míitines populares organizados por dicho partido hacia 1889. Por su parte, Adolfo Reyes, Rosa Araneda, Nicasio García y Juan Rafael Allende, además de escribir décimas dedican parte de sus escritos a la prensa satírica de la época, tal es el caso del periódico satírico-obrero El Ají -publicado entre 1889 y 1893- órgano relacionado con el Partido Democrático para la defensa de los trabajadores. (Navarrete:"Balmaceda en la poesía popular"; p. 21)

Por Carolina Chacana

Para más información:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0004089.pdf