jueves, 7 de abril de 2011

De la oralidad a la escritura: Lira popular y prensa satírica.


A partir de la segunda mitad del siglo XIX el mundo popular hace su aparición en la ciudad de Santiago. Una gran oleada de campesinos comienza a instalarse en los barrios periféricos de las grandes urbes: familias enteras provenientes del campo, llegan esperanzadas en las nuevas oportunidades de trabajo que aparentemente ofrecían el comercio y la industria. Como consecuencia de este fenómeno social, conocido bajo el concepto de la migración campo-ciudad, los nuevos habitantes se insertan en las dinámicas y prácticas culturales propias de la capital, aprenden a leer y a escribir, entrando al circuito de la cultura letrada. De esta forma, la tradición de los versos cantados -práctica oral por naturaleza- comienza a dejar testimonio escrito a través de los pliegos impresos de la llamada Lira Popular, manifestación chilena de la literatura de cordel, que reunía poesías en décimas de la antigua tradición del canto a lo poeta junto a letras de canciones campesinas en cuecas y tonadas, transmitidas de generación en generación a través de las prácticas musicales del mundo rural.
Poetas y cantores escriben y confeccionan liras populares como un modo de preservar la memoria del pueblo campesino en un ambiente cuya hostilidad parecía acabar con la antigua comunidad del mundo rural y sus tradiciones. Además de ello, también levantan un discurso crítico y denunciante respecto a las injusticias e irregularidades sociales que los grupos de poder (oligarquía, clero) ejercían sobre las clases subalternas asociadas a los sectores populares de la población.
Cabe agregar que por esos años, poco a poco comienza a irrumpir un discurso social y político reivindicador de los derechos de los trabajadores. No es casualidad que muchos de los cantores y poetas populares que escriben décimas para la Lira Popular, también se involucren de algún modo al Partido Democrático fundado en 1887. Es el caso del poeta Rómulo Larragaña, conocido por su seudónimo "Rolak", quien era un activo participante de los míitines populares organizados por dicho partido hacia 1889. Por su parte, Adolfo Reyes, Rosa Araneda, Nicasio García y Juan Rafael Allende, además de escribir décimas dedican parte de sus escritos a la prensa satírica de la época, tal es el caso del periódico satírico-obrero El Ají -publicado entre 1889 y 1893- órgano relacionado con el Partido Democrático para la defensa de los trabajadores. (Navarrete:"Balmaceda en la poesía popular"; p. 21)

Por Carolina Chacana

Para más información:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0004089.pdf

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